Este libro está dedicado a:
Mi querido padre Abel,
que me enseñó a permanecer firme,
ser siempre honesto,
terminar lo que comienzo y
jamás tolerar la injusticia.
Mi querida madre Evelyn,
que me enseñó a continuar soñando,
ser creativo, amar la
naturaleza y ser
generoso.
Mi querida hermana Karyn,
que compartió conmigo el viaje de
la niñez y a menudo usó su buen humor